Monstruos medievales

Esclavas maquinas en un ir y venir, sus motores todos componen una misma y monotona cancion, sus conductores, automatas sobre los volantes y palancas solo esperan la hora del final de la jornada, absortos, ensimismados en sus propios pensamientos, algunos oscuros y en otros solo sueños que lo sacan voluntariamanete de aquel lugar

La tierra se dispersa al paso incesante de las maquinas creando una nube de polvo suspendido que lo cubre todo, el martilleo repetido en un mismo son indica que todo sigue marchando

Un grupo de aves surca el cielo sobre la nube confundidas sin explicarse que sucede ahi abajo donde hombres de cascos amarillos y blancos van y vienen cargando y descargando como un ejercito ordenado bajo un mando invisible.

En un extremo una torre se levanta sobre el terreno, una oficina cual atalaya, vigilando todo y dentro un hombre obeso y sudoroso que con su mirada recorria ese paisaje de hombres y maquinas mientras seca su frente en un pañuelo ya sucio y tan humedo de sudor como todo su cuerpo ,una planilla sujeta a un carton duro es reojeada vez tras vez por el hombre tildando casilleros y anotando comentarios en una escritura ininteligible salvo para el, un pequeño ventilador finge tirar aire luchando incansamblemente cambiar el ambiente reinante de tan intenso calor, el olor a sudor llena cada rincon de la oficina tornandolo aun mas pesado , un a aparato de radio emite un sonido como de interferencia continua sin que nadie se preocupe sintonizar, nadie la escucha nadie la apaga

De repente por la puerta entra un hombre sin anunciarse su ropa de trabajo sucia llena de tierra y sudor de mucho tiempo su rostro denota un cansancio de varios dias acentuando y marcando exageradamente sus razgos, sus ojos irrigados en sangre parecian encontrarse en otro lado, sus palabras salen de su boca flotando en el aire enrarecido de la oficina , el hombre obeso sigue metido en sus planillas marcando y tildando en cada casillero observando por la ventana el paso de las maquinas en su desfilar constante , el polvo que ellas mismas levantan crean una especie de bruma fantasmagorica donde ellas entran y salen como monstruos medievales; el hombre vuelve a repetir sus palabras como recapturandolas del aire enrarecido, esta vez el obeso sudoroso desvia su mirada de la ventana percatandose de la presencia de este individuo, las miradas tratan de encontrarse para estabelcer la comunicacion pero ambos no lo consiguen era como demasiado para esa hora del dia donde el calor y el sopor hacian que aun el peso de las palabras y de sus propios pensamientos les hundian mas y mas en esa sensacion de enajenacion, el hombre obeso volvio a sus planillas y a observar tras la ventana como los mosntruos medievales seguian emergiendo de la nube de polvo,el otro hombre silencio sus palabras o bien las dejo flotando en el aire, mientras lleva una de sus manos a su cintura y saca de entre sus ropas una oscura arma mezcla de metal y oxido y la apunta al obeso que solo le da la espalda y aprieta el gatillo y bocanadas de fuego y humo son escupidas repetidamente del arma desplomando de esta forma en una seca y lenta caida el cuerpo sudoroso, el silencio llena todo o bien el eco de los disparos tapo todos los demas, afuera todo seguia igual inmutable ignorando lo que ahi ocurria

La camisa sudada del hombre tirado ahora se teñia en sangre, las planillas habian quedado desparramadas junto a el y la sangre que fluia las iba cubriendo lentamente, la mirada del muerto no habia denotado cambios

El otro hombre seguia de pie con el arma colgando en un leve movimiento pendular contra su pierna el esta inmovil sin ninguna reaccion , ahora el aire huele a polvora y sangre tibia mezclada con sudor que el pequeño ventilador trata de disipar sin conseguirlo, los ojos del hombre estan fijos en el cuerpo tendido en el piso, hay una señal en su mirada como reconociendo la realidad tomando en cuenta lo que acababa de suceder siente en su mano el arma caliente, con su otra mano busca en el bolsillo de su sucio y gastado pantalon y encuentra una foto deslucida y ajada de tanto mirar y acariciar, la radio parece que por unica vez se sintoniza en una emisora que deja escuchar una melodia que contrasta con el paisaje de muerte, notas con un dejo de dulzura y alegria de otros tiempos salen del receptor el percibe la melodia que lo traslada a epocas felices sus ojos brillan se humedecen ya no ve la oficina , ya no ve al obeso sudoroso sangrando en el piso ya no siente el sopor del dia ni el cansancio acumulado solo la melodia dulce y armoniosa, levanta su arma hacia su sien sudada y sucia de tierra y aprieta el gatillo.

La musica se deja escuchar en toda la oficina, los cuerpos tendidos casi uno sobre otro, la sangre dibuja figuras caprichosas entre los cuerpos y las planillas ,las maquinas afuera monstruos medievales emergentes de la bruma de polvo y tierra siguen su ritmo, los hombres con cascos amarillos y blancos ese ejercito guiado por fuerzas invisibles siguen desentendidos de todo, absortos en sus pensamientos o metidos en sus sueños, sueños de tiempos mejores

Sergio Cammarata

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